Sin motivo alguno, Hugo, el gato que expulsaba bolas de pelo de oro, había desaparecido. Sergio y sus compañeros de clase se negaban a creerlo. Todos sospechaban que pudo ser víctima de un secuestro amoroso por parte de los alumnos del sexto grado, al posar sus miradas en los recién estrenados zarcillos y pulseras con olor a oro recién fundido que exhibía la maestra como regalo de sus estudiantes. Mientras tanto, la maestra acariciaba sus joyas al preguntar por Hugo.
¿Codicia o hipocresía?
Por: Rodolfo Isaac Méndez (2025).
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