La primera grieta apareció al tercer día acompañada de un fuerte olor a barro recién removido. Alguien desde adentro rompió el muro mientras Dios celebraba -embriagado- haber cumplido un fragmento de su plan divino impuesto a su unigénito.
Al percatarse que sus secretos goteaban entre las fisuras, usó yeso celestial para cubrirlas.
Los ángeles mirando en silencio, sabían que había perdido el control de su creación.
Por: Rodolfo Isaac Méndez (2025).
No hay comentarios:
Publicar un comentario