miércoles, 6 de agosto de 2025

Tras la derrota

 


El vestuario olía a sudor y a lágrimas amargas de ángeles caídos. El entrenador, con las manos aún manchadas de tierra y tiza, las entrelazó y preguntó a sus jugadores: «¿Y si la derrota, en realidad, es la única semilla que florece?»

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